El verano ya está aquí y significa un momento especial para la familia pero sobre todo para los hijos.
Es como la época en que los niños se merecen más que nunca permitirse ser niños
y disfrutar de su tiempo a su gusto. No quiero decir que el resto del año no lo
deban hacer, ¡ni mucho menos! Pero después de un curso intenso, repleto de
aprendizajes, esfuerzos, horarios, obligaciones, extraescolares, acostarse y
levantarse temprano,… necesitan bajar el ritmo e invertir gran parte de sus
horas en aquellas cosas que realmente les apetezcan!
Y nosotros también, bajar el ritmo y recordar nuestra
infancia para empatizar en profundidad con ellos y disfrutar de este momento
que es único y fundamental para esa personita que se está formando.
Recordando nuestra infancia y observando a nuestros hijos, nos vienen a
la mente 20 cosas mínimas que todo niño, tenga la edad que tenga, debería de
experimentar en verano sin problema, como lo hemos hecho nosotros cuando éramos
pequeños.
Salir del agua con los dedos arrugados. Y sí, casi todos los
niños vivirían en el agua durante todo el verano. Pueden tener los dedos
arrugados, los labios morados y tiritar de frío pero seguirían en el agua. Han
de salir del agua un rato, claro que sí; sólo recuerda que lo que les retiene
dentro es la diversión que están sintiendo!
Leer un buen libro
con calma. El verano también es para seguir leyendo y poder disfrutar los
libros con más calma. No te olvides de llevarte unos buenos libros para las
tardes y las noches de verano.
Ensuciarse. Ya sea de arena, de helado, de barro, de pintura…
Desde mi punto de vista es una época en que el ensuciarse debería de estar más
permitido que nunca porque no hace frío y tan solo es cuestión de volverse a
cambiar cuando la diversión se haya acabado y quitarse el estrés de tener que
ir impecable!! (por lo menos durante un buen rato)
Caminar descalzos. No hace frío tampoco para ir con los pies
descalzos y a parte es muy beneficioso para los niños ya que pueden volver a
sentir con ellos, conectarse con la tierra y a la vez hacer bajar la
temperatura del cuerpo. Deja que sean “pies negros” unos cuantos días… ¡ya a la
vuelta del verano estarán con los pies calzados de nuevo!
Experimentar la belleza de una puesta de sol. Vamos todo el año
corriendo sin ni siquiera tener tiempo para pararnos y disfrutar de la maravilla
de la naturaleza como es una puesta de sol. Es un acto natural que se repite
cada día, como el amanecer, y muchas veces ni lo vemos. Enseñarles a valorar
estas pequeñas cosas que no se pagan con dinero creo que es una de las cosas
que el verano les ha de aportar.
Descubrir un lugar nuevo. Conocer lugares diferentes a los
niños les aporta, aparte de nuevos aprendizajes, nuevas experiencias y esto es
algo que se llevan de más! Así que, ahora que podremos disponer de más tiempo
podríamos aprovechar e ir a algún museo nuevo, un parque, un acuario, una
exposición o simplemente un nuevo destino de vacaciones.
Embadurnarse de arena. Te puede gustar o no pero a los niños
les llama mucho la atención embadurnarse y/o enterrarse total o parcial en la
arena. ¿A ti no te pasaba?. Y luego salir corriendo al agua! No sé cuál es la
razón pero es así y no te preocupes, la arena se irá en el mar o la ducha,
¡pero esa vivencia quedará para siempre!
Aburrirse. Fundamental y nada preocupante. Es una de las
mejores sensaciones que pueden experimentar y, si les dejamos experimentarlas
sin llenarles de nuevas actividades fomentadas por nosotros, surgirán ideas
fantásticas salidas puramente de su interior! ¡Es el momento en que la
creatividad y la imaginación se ponen a bailar! No paremos ese momento tan
especial aunque te tengas que morder los labios por todo lo que le quisieras
sugerir!
Dibujar a lo grande o pequeño. Es tiempo también para poder
dejar fluir el interior artístico que todos llevamos dentro, con tiempo y
calma. Facilítales nuevas maneras de experimentar la creatividad, nuevas
técnicas, nuevos formatos de papel (cuanto más grandes mejor), nuevos entornos…
y que sean ellos quienes te cuenten qué han realizado. Y si puedes, ¡será todo
un orgullo para ellos si expones su obra en algún lugar importante de la casa!
Relajarse. Los niños también necesitan momentos de relax y
descanso. Ellos también se cansan así que a disfrutar de esos momentos de
calma, de un buen libro o simplemente mirar al infinito en silencio… Darles
este permiso les hará valorar mejor el momento.
Jugar libremente. Es el momento de dejarles tiempo de calidad
para jugar, tiempo para que surja el juego libre y espontáneo donde es el niño
el que decide a qué y cómo jugar. Y permitirnos parar un segundo a observarlos
en silencio, sin interrumpir y disfrutando de su libertad y autonomía. Te
aseguro que te regalarán un momento único.
Descubrir que son capaces. El agua es un medio donde cada
verano los niños experimentan nuevos retos. Cada uno a su ritmo y a su manera.
Y cada año superan un obstáculo nuevo. Es un medio perfecto para hacerles ver
que si quieren, ellos son capaces de hacer todo lo que se propongan. Y cuando
lo consiguen sus caras se iluminan con un: “lo he conseguido, me he atrevido”.
Y para ellos creo que lo fundamental es estar a su lado, animarles
positivamente a intentarlo, a hacerles ver que si quieren y se sienten seguros
son capaces de conseguirlos y acompañarlos, sin forzar, en ese camino de
superación.
Llevar a cabo una idea. Durante todo el año los niños tienen
ideas espectaculares pero no siempre podemos ofrecerle el tiempo ni el espacio
necesario para desarrollarla. Yo recuerdo con cariño un verano en que mi
hermano y yo montamos, junto con la ayuda de mis padres, un puesto donde
vendíamos figuras creadas con caracolas como subvenir del lugar de veraneo en
el que estábamos. Fue una idea genial que es el día de hoy que recuerdo. No sé
qué clase de idea se les puede ocurrir a tus hijos pero seguro que puedes
acompañarlos para sacarla adelante y hacer que extraigan todo su talento
creativo. Puede ser desde crear algo con cajas de cartón, poner un puesto de
pulseras o limonada para los vecinos, crear una liga de fútbol entre los
amigos… ¡Cualquier idea siempre encierra un aprendizaje si se lleva acabo!
Jugar con los amigos. Es verdad que podemos disponer de más
tiempo para pasar en familia, y eso es algo súper valioso y que debemos
aprovechar pero también creo que el verano es un magnífico momento para que los
niños disfruten jugando con sus amigos, que se encuentren con aquellos que ven
menos y que conozcan nuevos. No sé si lo has notado pero los niños necesitan
niños para jugar y estos encuentros hay que procurarlos!
Olvidarse de los deberes. Soy de las que piensan que durante el
curso escolar se han esforzado mucho y que no deben de hacer deberes como tales
durante el verano. Pero encuentro que es interesante jugar a refrescar cosas
que han ido adquiriendo durante el año, a modo de juego sin necesidad que se
convierta en un deber: disfrutar de un buen libro, practicar la escritura
haciendo listas de la comprar o de los planes que le gustaría hacer, escribir
en su cuaderno de viaje, practicar las mates con juegos de agua… ¡Si quieres
que practiquen alguna cosa, dale la vuelta y haz del deber clásico un momento
de juego!
Y para que puedas poner este último punto en práctica (con
aquellos niños que ya saben escribir o acompañando a los que no), os dejamos un imprimible
gratuito con “Mis aventuras del verano 2015″, relacionado con lo que acabamos
de comentar, donde los niños pueden ir utilizando durante el transcurso del
verano e ir apuntando lo que han ido haciendo. Y para que al acabar la
temporada estival, vuelvan a revisar sus aventuras, comentarlas en familia y
valorar todo aquello que han hecho.
FUENTE: BLOG REJUEGA
Again - I say THANK YOU, THANK YOU for all you did for los peques durante el curso escolar!!! Son buenos consejos que habeis enumerado arriba!!
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